La Asociación Nacional para la Preservación del Arte en la Piel (NAPSA, por sus siglas en inglés) permitirá a las personas con tatuajes “heredar” su tinta a sus seres queridos.
La polémica idea ha sido puesta en práctica por el fundador de esta asociación, Charles Hamm, quién cree que los artistas tatuadores crean trabajo valioso, el cual merece ser preservado e inmortalizado.
El mismo Hamm tiene cerca de 600 mil pesos (aproximadamente 40 mil dólares) de trabajo en tinta en su cuerpo, el cual pretende heredar a sus nietos después de su muerte.
Luego de trabajar en conjunto con embalsamadores, tatuadores y hasta un médico, el grupo encontró una fórmula que no es tóxica, capaz de preservar la piel tatuada después del fallecimiento de las personas.
Por una módica cuota de inscripción de 2000 pesos y un pago anual de 1000, la asociación se compromete a preservar una pieza de arte corporal después de ocurrido el fallecimiento.
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