"Bali está tratando de vencer un brote de rabia y ha bloqueado las importaciones y exportaciones de perros para conseguirlo. Estos 31 perros pedigrí importados ilegalmente fueron eutanizados el 15 de abril de 2014 luego de que nadie los reclamara, tras 24 horas de cuarentena", dice el letrero que introduce el estremecedor video.
Las imágenes fueron difundidas por las autoridades locales de la isla de Bali, pero se conocieron en el resto del mundo en las últimas horas. Algunos minutos bastaron para que comenzara una intensa campaña en internet para imponer sanciones internacionales por lo que consideran una masacre injustificada que viola los derechos de los animales.
El video muestra cómo un grupo de oficiales aplica inyecciones letales a un grupo de perros, que tras sufrir horribles temblores durante algunos segundos, terminan muriendo. Sin la más mínima contemplación para esas vidas, los funcionarios van apilando los cadáveres en el piso de un patio, convertido en escenario de una secuencia que recuerda a las peores masacres.
Para mayor indignación de los internautas, se puede ver a una de las agentes que, mientras toma fotografías de los perros muertos, se ríe a carcajadas. De fondo, se escuchan los chillidos aterrados de los animales, que ven cómo su final se acerca inexorablemente.
Entre los perros asesinados había algunas razas muy costosas, como siberian husky, pomeranian y collie.
La matanza, como la calificó PETA, la ONG conservacionista, no fue un hecho aislado. Recientemente, el gobernador de Bali, Made Mangku Pastika, dijo: "Si encuentran algún perro perdido, siéntanse libres de eliminarlo".
"La ley dejó claramente estipulado que los dueños deben mantener a sus mascotas encerradas", agregó.
Luego de un brote de rabia que provocó varios contagios humanos en 2009, una intensa campaña de vacunación en 2010 redujo notablemente la incidencia de la enfermedad. Por eso los expertos de PETA no comprenden que la administración pública sostenga esta feroz campaña de exterminio.
Una petición presentada en Change.org exige a Pastika el cierre definitivo del programa.
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