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La ciencia nos dice cómo parar penalties correctamente

Analizando videos de 286 tiros de penal de ligas profesionales en Europa y Sudamérica, además de torneos en Europa y Copas del Mundo, cada cobro fue reducido a un puñado de variables: cada tiro puede ir en tres direcciones verticales (alta, media o baja) con respecto a la portería, al igual que en tres horizontales (derecha, centro o izquierda). 

A su vez, los movimientos del arquero fueron divididos en tres opciones: saltar a izquierda, derecha o quedarse en el centro. La estadística es desoladora, pues el 85% de los tiros de penal resultan en goles, o lo que es lo mismo, en la incapacidad del arquero para elegir la trayectoria correcta del balón y evitar el gol.

El 57% de los tiros fueron colocados en el tercio inferior, con una cifra de éxito de ~80%; en comparación, sólo 13% de los tiros fueron colocados en el tercio superior de la portería, pero el 100% de ellos resultaron en goles.

El movimiento del portero es otra variable importante: al intentar detener el balón, los porteros saltan a izquierda o derecha el 94% de las veces, pero su tasa de éxito es de sólo 40%. Pero lo interesante es que cuando el arquero se queda en el centro de la portería y el tiro coincide con él, logran evitar el gol 60% de las veces. Dado que el 30% de los tiros de penal se dirigen al centro de la portería, quedarse quietos podría aumentar las probabilidades de detener el balón hasta en un 33%.

¿Así que la mejor estrategia para detener penales es no moverse de lugar? Es posible, pero la estadística no siempre es tomada en cuenta en el campo de juego. Sin embargo, un portero que no se moviera de su lugar durante un tiro probablemente sería tildado de flojo o poco hábil; y es que la verdadera conclusión de Bar-Eli es que el esfuerzo aparentemente “heroico” de los guardametas por saltar hacia uno u otro lado de la portería (cubriendo apenas 1/9 parte del ancho de esta) crea la percepción de que el portero “intenta” hacer algo para detener el tiro.

La física puede darnos otro puñado de variables interesantes. Por ejemplo, según Rhett Alian, la velocidad de los penales cobrados durante el juego de Brasil contra Chile fluctuó entre 38 y 65 km. por hora (30 m/s en promedio) en los 11 metros que separan al balón de la zona de penal hasta la línea de gol.

Para tratar de dar la percepción de que se hace algo para evitar el gol, los arqueros comienzan a moverse 0.2 segundos antes de que el balón se mueva, a una aceleración que Alina sitúa en 5.26 m/s2. Si el arquero comienza a moverse al centro de la portería, ¿cuánto le tomará llegar a cualquiera de los lados de la portería, que mide 7.32 metros de ancho? Comenzando a velocidad cero, es posible situar la posición del arquero según esta ecuación de movimiento:


Con una posición final de x a 3.66 metros del centro y una aceleración de 5.26 m/s2, el arquero tiene 1.18 segundos para estar en el lugar donde el balón puede o no estar; sin embargo, la velocidad más baja de los tiros de dicho encuentro fue de 17.9 m/s, lo que permite que el balón cubra los 11 metros del pie del tirador hasta la línea de gol en tan sólo 0.61 segundos.

En contraposición con las conclusiones de Bar-Eli, Alian afirma que adivinar es la ruta más exitosa para detener el balón. Dicho de otra forma, no hay forma física en que un portero pueda predecir con 100% de eficacia la trayectora ni velocidad de un balón a esa distancia, además de que cuenta sólo con una oportunidad para hacerlo.

Resta decir: no fue penal, pero si lo fuera, el arquero tiene la física y la estadística en su contra.


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