Comerse las uñas mientras vemos televisión, esperamos o antes de una reunión importante es un acto ansioso, descuidado, pero también puede llegar a ser una conducta compulsiva preocupante, según cuenta la psicóloga Isabel Puga Young, académica de la Universidad Central de Chile.
“La boca es un sector donde tenemos muchos terminales nerviosos y por eso, llevarse las manos a la boca produce una cierta satisfacción que calma frente a situaciones de ansiedad”, explica.
Sin embargo, uno puede pasar años mordiéndose las uñas sin ser algo preocupante y no pasar de ser una conducta poco apropiada, que reemplaza un buen manejo de ansiedad y estrés. El problema está cuando uno comienza a hacerse daño, a sangrar o despegarse las uñas y no se detienen, a pesar del dolor.
“En esos casos estamos hablando de casos psicopatológicos y presenta daños a nivel fisiológico, porque a pesar de que duele se siguen comiendo las uñas”, acota. Es que tener todo el rato las manos en la boca puede ser también un síntoma de un trastorno obsesivo compulsivo que merece ser atendido en forma profesional e inmediata.
¿Por qué sucede? De acuerdo a la opinión de la especialista, la conducta puede tener origen en la infancia donde se hayan producido problemas emocionales no atendidos, pérdidas, separaciones o situaciones familiares disfuncionales que generaron mucha ansiedad.
Pero también puede ser una conducta producto de la timidez o habilidades sociales no desarrolladas, por ejemplo, cuando el temor o pánico a la exposición social son causadas por bullying o acoso escolar.
Según un artículo publicado en la revista Time el mordisquearse las uñas es altamente peligroso. Aseguran que éstas albergan todo tipo de bacterias, que incluye la salmonella y escherichia coli y al estar en contacto con la boca, las bacterias entran al intestino donde pueden causar infecciones gastrointestinales que conducen a diarreas y dolor abdominal.
“También se puede sufrir infecciones como la paroniquia que causan hinchazón, enrojecimiento y acumulación de pus alrededor y debajo de la uña, lo cual tiene que se drenado quirúrgicamente y tratado con antibióticos o antifúngicos”, afirmó el doctor Richard Scher, experto en trastornos de las uñas en el Weill Cornell Medical College y miembro de la Academia Americana de Dermatología.
Aparte, nombran que es posible contraer el virus de las verrugas y que después se pueden extender a la boca y labios. Y lo más extraño es que “comerse las uñas”, podría ocasionar mala oclusión dental.
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