Un bar habilitado dentro de un centro de investigación quiere probar un tratamiento contra el alcoholismo.
Investigadores del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos montaron un establecimiento de bebidas embriagantes dentro de sus instalaciones.
“El objetivo es crear un ambiente casi real, pero controlado muy estrictamente”, dijo el investigador Lorenzo Leggio, líder del experimento, quien prueba cómo la hormona ghrelina, que despierta el hambre en las personas, influye en el deseo de consumir alcohol.
Sin embargo, el bar sólo proyecta un estímulo pues no se consumen cervezas ni licores. Las bebidas están resguardadas dentro del hospital y sólo se acercan a la habitación para que los "consumidores" detecten su olor.
De acuerdo con los investigadores, lo alcohólicos se dividen en varios tipos. Y una persona que bebe entre cuatro copas al día o 14 a la semana está considerada como de "bajo riesgo".
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