Su nombre es Matheus Ribeiro Simões, un mecánico brasileño de 31 años que vive en Piracicaba, San Pablo. Y es noticia por una extraña decisión. Luego de la histórica paliza que recibió la Selección Verdeamarelha a manos de Alemania, en las semifinales del Mundial, decidió tatuarse el 7 a 1. El hombre le pidió a su esposa, tatuadora de profesión, que le plasmara en la piel el resultado con las banderitas correspondientes.
Sin embargo, y más allá de lo histórico del partido, Matheus tiene una explicación lógica. Según dijo al diario O Globo, se tatuó después de ver la terrible decepción que se llevó su hija Beatriz, de ocho años. "Me marcó mucho verla llorar, decepcionado con la derrota de la selección", señaló.
"Yo estaba furioso con el sufrimiento de 'Bia'. Ella es de la generación que no vio a Brasil ganar la Copa del Mundo y por eso esperaba que el equipo ganara también por ella. Cuando comenzó a llorar, de manera inconsolable por el resultado, me puse furioso y decidí tatuarme. Nunca la había visto sollozar de esa manera por una decepción y, por eso, decidí guardar el momento para siempre", dijo el hombre.
Simões dice que los brasileños tienen memoria corta y suelen olvidarse de los momentos más importantes. "Yo no quiero olvidarlo porque fue un momento que marcó mi vida y la de mi hija. Siempre que ambos veamos el tatuaje, recordaremos el partido y el momento que vivimos", añadió.
"Yo sólo quería que Brasil no perdiera por tantos goles. Podría haber sido una diferencia menor en el resultado, por eso me puso tan triste", relató la niña.
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