Hay algo que parece el pan de cada día en las oficinas, redes sociales y hasta en las mejores familias: el chisme. ¿Para que mentir? La mayoría de nosotros hemos pecado y caído en la tentación de querer comentar acerca de la vida de los demás.
Eso si, nos molesta cuando somos nosotros el protagonista de ese ‘murmullo' ¿o me equivoco?
Escribo del tema porque hace unos días una jovencita me escribió por Facebook, pidiéndome un consejo. Ella me preguntaba: ¿cómo evito que la gente hable a mis espaldas? En un principio, no supe que decirle y pensé en escribirle un mensaje diciendo que no había nada que ella pudiera hacer. De repente, me acordé de algo muy sabio que una amiga me dijo: “no escuches, esa es la solución”.
Mucha gente aconseja siempre escuchar lo que los demás te dicen y dejar que dichos comentarios te resbalen como si fuesen mantequilla. Sin embargo, creo yo, que lo mejor es simplemente no escuchar cuando alguien viene a soltarte la sopa. Primero que nada, no sabes con qué intenciones te lo están diciendo y segundo, es mejor no saber para evitar amargarte la existencia.
No les digo que hacer esto es fácil porque a mi me cuesta muchísimo. Sin embargo, les confieso que me ha comenzado a dar frutos. Es imposible controlar lo que dice la gente de ti, pero si es posible controlarte a ti mismo.
¡Mucho cuidado, hay algo más! No podemos pedir que el mundo a nuestro alrededor cambie, cuando nosotros mismos no ponemos un granito de arena y empezamos por cambiar. Mi madre siempre me ha dicho que hablar mal de los demás es un vicio contagioso, y si que lo es. A veces no nos damos cuenta como una palabra mal dicha, o peor aún, mal interpretada, puede destrozar una familia, un amorío y/o hasta la relación laboral entre varias personas.
En cada familia, cada oficina y cada círculo de amigos existirá la persona que siempre intenta dividir a la gente con sus comentarios y con ese ‘lleva y trae” de chismes que terminan afectando a todo mundo. La única forma de ponerle un freno a esto es ser claro y negarte a escuchar cuando alguien viene a contarte y según ellos, hacerte el favor de informarte de hasta lo que no te importa.
Pareciera que este drama solo ocurre con las mujeres, y desafortunadamente no es el caso. Cada vez veo a más caballeros que están cayendo en esta trampa del chisme. ¡Que feo se ven amigos! Mejor dicho, que feos nos vemos todos cuando permitimos que de nuestra boca salgan comentarios dañinos de otra persona.
En realidad, NO escuchar es la única verdadera alternativa. En la vida no somos moneditas de oro para gustarle y caerle bien a todo el mundo. Siempre existirá quien no esté de acuerdo con tu forma de vestir, de caminar, de pensar y de hasta vivir. No podemos estar pendientes de cada paso que tomamos y esperar la aprobación de todo el mundo. Eso si, podemos estar muy atentos a cada pensamiento, cada palabra que decimos y que nos pemitimos a escuchar.
Creo que deberíamos lanzar una campaña titulada “Dile NO a los chismes”. No dejemos que alguien envenene nuestro corazón.
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